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Desapego

Lo primero que tienen que saber es que mi nombre es Maria Smornov, tengo 30 años y tuve que huir de Rusia por el delito de amar. Quizás para algunos sea difícil de comprender esto que les estoy diciendo, pero es una amarga realidad, en esa hermosa tierra donde con muchas dificultades crecí; se nos juzga por razones como expresar nuestro amor. Sí, en la Rusia de los finados Zares, de las nieves perpetuas y de las gloriosas victorias históricas que mi gentilicio ha ganado con hidalguía, aún existen persecuciones fatuas por razones prácticamente inentendibles.  Mis padres murieron cuando era apenas una niña de 10 años tras sufrir un nefasto accidente de tránsito en la desastrosa Moscú, mis abuelos con su amor descarado se ocuparon de mí y de mi crianza, me transfirieron valores como la solidaridad, la empatía y la constancia para alcanzar mis objetivos. Olga era mi abuela, la mujer más tierna que he conocido, tiene una piel pálida forrada de pequeñas arrugas que se sobreponen unas con ot

La esquina de Amador

El siguiente cuento fue ganador de una mención especial en el concurso literario "Movida Joven 2022" Organizado por la Intendencia de Montevideo, espero sea de su agrado  Son las siete de la mañana y el imponente sol reposa sobre los latones desabridos que conforman el humilde hogar de Amador, corrían los años treinta y la crisis heredada por la guerra de independencia; y luego las guerras civiles, obligaban a la familia de este niño a vivir con una austeridad desmedida. Lo recuerdo con claridad porque era unos años mayor que él cuando lo conocí en la plaza principal de Chiguará, pueblo contiguo a la ciudad de Mérida con una iglesia imponente y una geografía espantosamente hostil para los peatones, las pendientes eran tan inclinadas que era imposible jugar a nada y muchas veces se vió abuelitas rodar y rebotar cuesta abajo estrepitosamente sobre las calles empedradas que conseguían llanura justo en la entrada del pueblo.  Conocí a Amador con unos catorce años, cuando mucho, m

La vejez

Hay ocasiones en las que miro hacia atrás y pienso en lo terriblemente hermosa que fue mi vida, tuve una  bella esposa que me supo acompañar hasta el día de su muerte, tres hijos que de vez en cuando me dan una visita desabrida y el placer de saber que hice siempre lo que quise. Viéndolo desde un punto de vista generalizado tuve un camino sin muchos contratiempos; Mariana, mi ahora difunta esposa, siempre me jodía diciendo que nací en cuna de oro y que en mi camino habían menos piedras que en una alfombra roja, lo cual para ser justos es totalmente cierto. Para empezar la conseguí a ella, la mujer más paciente conocida en cualquier parte de la tierra, con una dedicación y pasión para atender a su familia que resultaba abrumadora, y además era portadora de una belleza impresionante que opacaba incluso a los arreboles diáfanos que engalanaban los atardeceres cuando íbamos a cenar a algún lindo restaurant. Mis padres me dieron todo lo que quise y más, sin preguntar y sin preocuparse mucho

The comedian

Muchos no entenderían mi tragedia y probablemente la noten injustificada, tengo una buena casa, una esposa que me ama, unas mascotas hermosas y el privilegio constante de viajar, beber y comer por asuntos laborales. Nací con un don que no todos tienen, una suerte de especialidad que lamentablemente para mí es un castigo eterno; nací siendo cómico. Desde muy chico siempre fui el payaso de mi familia, mis tíos y primos reían a carcajadas con mis ocurrencias básicas del día a día; siempre asumí mis problemas desde la comedia para evitar cualquier situación incomoda desde el ámbito personal, formando una coraza que distanciaba el problema y traía risas. También desde muy pequeño entendí que las risas o los chistes no solucionan nada, pero generan un desvío de atención y alivianan los contratiempos que se van desarrollando en la vida de cualquier humano. Cuando fui creciendo me di cuenta que si me atrevía podía dedicarme a ser comediante, así que escribí mi primera rutina de stand up.  Fui

Mentiritas

Es normal plantearse objetivos en la vida y muchas veces para conseguirlos debemos tomar decisiones que se distancian del código moral que nos han impuesto nuestras familias y nuestra sociedad; la teoría siempre es preciosa: Te portas bien, estudias, consigues el trabajo de tus sueños, te casas, tienes una hermosa familia y una vez al año terminas saludando a Mickey personalmente en su reino de Florida. Pero la realidad es horrible: Te jodes, trabajas, trabajas mucho más fuerte, descansas 30 minutos para comer directo de un tupper plástico manchado por unos fideos con boloñesa , esa mancha se acaba asemejando una obra de arte abstracta y luego de una jornada agotadora llegas a tu casa vacía, con una cama vacía y un silencio tan abrumador que te sacude el corazón. O al menos esa era mi realidad, tenía 5 años haciendo exactamente eso mismo y por una bendita excepción, se me ha abierto una ventana, tengo una de esas oportunidades que  puede cambiar la vida y puede enrumbar mi horrible rea