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Adiós amigo Pepe

La primera vez que escuché hablar de él fue cuando se legalizó el consumo de cannabis en Uruguay. Por aquel entonces, aún vivía en Venezuela y no estaba en mis planes mudarme a Montevideo, pero me llamó la atención una decisión tan distinta a las que suelen tomarse en nuestra maltratada América Latina. Empecé a investigar sobre este sujeto y no paró de sorprenderme: manejaba un escarabajo azul celeste, seguramente de la década de los setenta, vivía en una casa muy pequeña para un presidente y exhibía una sobriedad que, en aquel momento de mi vida, me resultaba inimaginable. Qué irónica es la vida: años después, yo estaba en Montevideo, viviendo con una sobriedad mucho más acentuada que la de Mujica, aunque por obligación. Sin embargo, gracias al Pepe aprendí la nobleza de vivir sobriamente por decisión, una de las tantas lecciones que me supo dar. Cuando llegué a Uruguay, solo conocía sus excentricidades. Lamentablemente, ya no era presidente en ejercicio: en 2017, Tabaré Vázquez había...

Desapego

Lo primero que tienen que saber es que mi nombre es Maria Smornov, tengo 30 años y tuve que huir de Rusia por el delito de amar. Quizás para algunos sea difícil de comprender esto que les estoy diciendo, pero es una amarga realidad, en esa hermosa tierra donde con muchas dificultades crecí; se nos juzga por razones como expresar nuestro amor. Sí, en la Rusia de los finados Zares, de las nieves perpetuas y de las gloriosas victorias históricas que mi gentilicio ha ganado con hidalguía, aún existen persecuciones fatuas por razones prácticamente inentendibles.  Mis padres murieron cuando era apenas una niña de 10 años tras sufrir un nefasto accidente de tránsito en la desastrosa Moscú, mis abuelos con su amor descarado se ocuparon de mí y de mi crianza, me transfirieron valores como la solidaridad, la empatía y la constancia para alcanzar mis objetivos. Olga era mi abuela, la mujer más tierna que he conocido, tiene una piel pálida forrada de pequeñas arrugas que se sobreponen unas co...

La esquina de Amador

El siguiente cuento fue ganador de una mención especial en el concurso literario "Movida Joven 2022" Organizado por la Intendencia de Montevideo, espero sea de su agrado  Son las siete de la mañana y el imponente sol reposa sobre los latones desabridos que conforman el humilde hogar de Amador, corrían los años treinta y la crisis heredada por la guerra de independencia; y luego las guerras civiles, obligaban a la familia de este niño a vivir con una austeridad desmedida. Lo recuerdo con claridad porque era unos años mayor que él cuando lo conocí en la plaza principal de Chiguará, pueblo contiguo a la ciudad de Mérida con una iglesia imponente y una geografía espantosamente hostil para los peatones, las pendientes eran tan inclinadas que era imposible jugar a nada y muchas veces se vió abuelitas rodar y rebotar cuesta abajo estrepitosamente sobre las calles empedradas que conseguían llanura justo en la entrada del pueblo.  Conocí a Amador con unos catorce años, cuando mucho, m...

La vejez

Hay ocasiones en las que miro hacia atrás y pienso en lo terriblemente hermosa que fue mi vida, tuve una  bella esposa que me supo acompañar hasta el día de su muerte, tres hijos que de vez en cuando me dan una visita desabrida y el placer de saber que hice siempre lo que quise. Viéndolo desde un punto de vista generalizado tuve un camino sin muchos contratiempos; Mariana, mi ahora difunta esposa, siempre me jodía diciendo que nací en cuna de oro y que en mi camino habían menos piedras que en una alfombra roja, lo cual para ser justos es totalmente cierto. Para empezar la conseguí a ella, la mujer más paciente conocida en cualquier parte de la tierra, con una dedicación y pasión para atender a su familia que resultaba abrumadora, y además era portadora de una belleza impresionante que opacaba incluso a los arreboles diáfanos que engalanaban los atardeceres cuando íbamos a cenar a algún lindo restaurant. Mis padres me dieron todo lo que quise y más, sin preguntar y sin preocuparse m...